El verano se comporta con
las noticas como un vulgar playboy con su última conquista: la eleva hasta el
éxtasis para luego, sin transición,
arrojarla desde un coche en marcha en una carretera secundaria
Algo de eso pasó con el caso
de Leandro Requena, vecino de Talayuela, durante la semana del 20 al 26 de
agosto del año pasado, cuando la totalidad de medios del país se volcaron en
cubrir los sucesos acaecidos en este pueblo de Cáceres. Así por ejemplo El País
titulaba el día 20 "Una multitud
exaltada lincha a un vecino en Talayuela". Por su parte El Diario de
Extremadura le imprimía al titular un aire algo más imaginativo "Fuenteovejuna en Cáceres". Los
siguientes días la noticia cambió el impacto de la Primera Plana por la
exhaustividad de la sección de sucesos.
Pero fue sin duda el
artículo de José María Irujo en el suplemento Domingo de El País donde se pudo
encontrar la mejor crónica de los hechos. El relato arrancaba con una
desoladora estampa de las calles vacías del pueblo arrasado por el calor del
mediodía. Casi sin transición pasaba a narrar cómo se gestó la estafa. Retrataba a Leandro como un ser extraño, huidizo pero con un carisma casi hipnótico,
cualidad ésta que fue fundamental para poder mantener engañado al pueblo
durante tanto tiempo. Finalizaba el periodista explicando cómo la desesperación
de una zona donde el paro ronda el 35% ayudó a quitar la venda a unos vecinos
que habían preferido creer.
En todo caso fue bastante
difícil encontrar algo original sobre el personaje. Y es que fueron muy pocos
los que en el pueblo se atrevieron a hablar: el alcalde, algún maestro y un tal
Paco el Alto, un tipo bastante misterioso que se declaraba amigo de la infancia
de Leandro pero con una nula credibilidad, demostrada en las entrevistas que le
hicieron todas las televisiones estatales y, sobre todo, en su histriónica
intervención en el programa de Telecinco
La Noria.
En todo caso me quedo con la
biografía que Fernando Lejárraga publicó el 2 de septiembre en el Diario de
Extremadura
El periodista nos cuenta que
Leandro nació en enero de 1957 (no hay información del día) en Brañosera, en la
Montaña Palentina. Su padre fue un pastor trashumante que decidió llevarse a la
familia a Extremadura y cambiar las ovejas por el cultivo del tabaco. Eran
tiempos en los que el Régimen fomentaba la colonización de la zona Nororiental
de la provincia de Cáceres para desarrollar los regadíos de la rivera Norte del
Tajo.
De la familia poco más se
sabe, aparte de que la madre tuvo 10 embarazos de los que sólo sobrevivieron 2
hijos, Leandro y una hermana menor que emigró a Zurich en los años setenta.
Se le pierde la pista hasta 1975 en que hace el servicio militar en cuartel de Rabasa, en Alicante.
Un compañero de mili lo recuerda como un tipo huraño, poco dado a fiestas y al
que no le importaba hacer todas las guardias que fuera a cambio de unas pocas
pesetas.
Se casa mayor, a los 33
años, con Juana Mayoral, 15 años más joven que él y que según el maestro del
colegio de La Barquilla, una pequeña pedanía de Talayuela a orillas del Tiétar,
apenas estuvo un año escolarizada.
pero qué bueno Paquito! emocion ,intriga y dolor de barriga!
ResponderEliminarque chulo!! estoy deseando leer la segunda parte!
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