jueves, 4 de abril de 2013

Leandro Requena, primera parte


El verano se comporta con las noticas como un vulgar playboy con su última conquista: la eleva hasta el éxtasis para luego, sin transición,  arrojarla desde un coche en marcha en una carretera secundaria

Algo de eso pasó con el caso de Leandro Requena, vecino de Talayuela, durante la semana del 20 al 26 de agosto del año pasado, cuando la totalidad de medios del país se volcaron en cubrir los sucesos acaecidos en este pueblo de Cáceres. Así por ejemplo El País titulaba el día 20 "Una multitud exaltada lincha a un vecino en Talayuela". Por su parte El Diario de Extremadura le imprimía al titular un aire algo más imaginativo "Fuenteovejuna en Cáceres". Los siguientes días la noticia cambió el impacto de la Primera Plana por la exhaustividad de la sección de sucesos.

Pero fue sin duda el artículo de José María Irujo en el suplemento Domingo de El País donde se pudo encontrar la mejor crónica de los hechos. El relato arrancaba con una desoladora estampa de las calles vacías del pueblo arrasado por el calor del mediodía. Casi sin transición pasaba a narrar cómo se gestó la estafa. Retrataba a Leandro como un ser extraño, huidizo pero con un carisma casi hipnótico, cualidad ésta que fue fundamental para poder mantener engañado al pueblo durante tanto tiempo. Finalizaba el periodista explicando cómo la desesperación de una zona donde el paro ronda el 35% ayudó a quitar la venda a unos vecinos que habían preferido creer.

En todo caso fue bastante difícil encontrar algo original sobre el personaje. Y es que fueron muy pocos los que en el pueblo se atrevieron a hablar: el alcalde, algún maestro y un tal Paco el Alto, un tipo bastante misterioso que se declaraba amigo de la infancia de Leandro pero con una nula credibilidad, demostrada en las entrevistas que le hicieron todas las televisiones estatales y, sobre todo, en su histriónica intervención en el programa de Telecinco La Noria.

En todo caso me quedo con la biografía que Fernando Lejárraga publicó el 2 de septiembre en el Diario de Extremadura

El periodista nos cuenta que Leandro nació en enero de 1957 (no hay información del día) en Brañosera, en la Montaña Palentina. Su padre fue un pastor trashumante que decidió llevarse a la familia a Extremadura y cambiar las ovejas por el cultivo del tabaco. Eran tiempos en los que el Régimen fomentaba la colonización de la zona Nororiental de la provincia de Cáceres para desarrollar los regadíos de la rivera Norte del Tajo.                       

De la familia poco más se sabe, aparte de que la madre tuvo 10 embarazos de los que sólo sobrevivieron 2 hijos, Leandro y una hermana menor que emigró a Zurich en los años setenta.

Se le pierde la pista hasta 1975 en que hace el servicio militar en cuartel de Rabasa, en Alicante. Un compañero de mili lo recuerda como un tipo huraño, poco dado a fiestas y al que no le importaba hacer todas las guardias que fuera a cambio de unas pocas pesetas.

Se casa mayor, a los 33 años, con Juana Mayoral, 15 años más joven que él y que según el maestro del colegio de La Barquilla, una pequeña pedanía de Talayuela a orillas del Tiétar, apenas estuvo un año escolarizada.

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